Estudiar música: mucho más que una carrera
La rutina de los alumnos de estudios artísticos en centros como Musikene es totalmente diferente a la de cualquier otro estudiante. Clases individuales, estudio diario y un horario cambiante caracterizan su día a día
Tras terminar los estudios de enseñanza obligatoria, muchos estudiantes deciden continuar su formación mediante el bachillerato. Tras esto, continúan sus estudios en la Universidad. Pero, ¿qué vía siguen las personas que eligen estudios artísticos?. En el caso de los estudiantes de música, la mayoría acuden a los Conservatorios Superiores de Música, como Musikene.
Dichos estudios tienen una duración de cuatro o cinco cursos, que conforman un Grado Superior en la especialidad instrumental escogida. La titulación que se obtiene tras finalizar el grado equivale a una licenciatura y su normativa está regulada por la Ley Orgánica 8/2013, de nueve de diciembre, para la mejora educativa.
En teoría, los alumnos deberían estudiar 5 horas diarias, pero esto no siempre se cumple. Aunque intentan cumplir con la norma todos los días, durante los fines de semana es cuando le dedican más tiempo al instrumento, ya que tienen más horas libres. Jesús Cuesta, estudiante de Violonchelo de Musikene, bromea acerca del estudio personal que realiza explicando que entre los compañeros se consuelan mutuamente. «Yo tampoco he tocado casi nada hoy», comenta el músico.
El estudio diario es imprescindible
A lo largo de los cuatro cursos todos los alumnos, independientemente de su especialidad, tienen asignaturas comunes explicadas en el plan de estudios: historia de la música, educación auditiva, análisis y armonía. Las asignaturas correspondientes a su especialidad no tienen horario fijo. Las horas de clases individuales de instrumento pueden estar repartidas semanalmente o pueden realizarse en su totalidad en una semana concreta al mes. Las formación orquestal se realiza en concentraciones de una semana en las que se prepara un repertorio orquestal que se muestra al público al finalizar dicha semana. Aparte de las clases, los alumnos tienen que ensayar con sus compañeros de música de cámara y realizar estudio personal. Debido a esto, los estudiantes del centro coinciden en que es casi imposible tener una rutina fija. Por lo tanto, se tienen que organizar todos los días por separado.
A diferencia de otros estudios convencionales, el estudio diario es imprescindible para los estudiantes de Musikene. Javier Almenar, estudiante de Musikene en la especialidad de Violonchelo, explica lo siguiente: «Mis compañeros en la residencia que cursan estudios no musicales no necesitaban estar todos los días estudiado, algo que sí nos pasa a los músicos». Los músicos no tienen el mes de exámenes que sí tienen los alumnos cursando estudios no musicales. Cecilia Hutnik, estudiante de Musikene, observa que sus amigos de otras carreras no tienen la necesidad de pasar tantas horas estudiando. «No tienen tanto seguimiento y constancia diaria del estudio», explica la violonchelista. Hutnik afirma que no puede estar ni un día sin estudiar sin que se note técnicamente: «Si no tocas un día lo notas tú; si no tocas dos, lo notan las personas más cercanas; y si no tocas tres días, lo nota todo el mundo».
Las correcciones a la técnica trabajada durante el estudio personal se aplican en las clases individuales de instrumento. Los profesores que imparten las clases individuales eligen en las pruebas de acceso a Musikene qué alumnos desean tener.

Javier Almenar en una cabina de estudio de Musikene.
Como el profesor quiere asegurarse antes de que el alumno merece la pena, en la mayoría de los casos, suele intentar conocer al alumno antes de que realice las pruebas de acceso al centro. Aunque sea un gran profesor, puede que no haya feeling entre él y su
Jesús Cuesta: «El trato con los profesores es mucho más personal»
futuro alumno, lo que dificulta el aprendizaje. «El trato con los profesores es mucho más personal, hay veces que incluso comemos juntos» comenta Jesús Cuesta. Puede darse el caso de que un gran profesor y un alumno con mucho potencial no coincidan en la forma de trabajar. «Es todo mucho más cercano, siempre quieres asegurarte de que estás escogiendo a alguien que merece la pena para enseñarte. Que no vas a estar un año perdiendo el tiempo, o dos, o tres», añade el violonchelista.
UN FUTURO MUY AMPLIO
No hay dos músicos iguales, algunos tienen claro que la música es su vida y no se ven haciendo otra cosa en el futuro y otros necesitan estudios diferentes o actividades extra. «Hay personas para las que la música lo es todo, pero para mí la música es un estilo de vida o mi oficio. Me encanta, me encantaría vivir de ello y es mi intención. Pero no puedo estar solo en la música, yo necesito más cosas» explica Jesús. El violonchelista tiene pendiente estudiar la carrera de filosofía, tiene claro que la hará, ya sea con veinte años o con cincuenta.
Al finalizar los estudios musicales, uno puede decantarse por diferentes salidas, como pueden ser: músico en una orquesta, profesor, miembro de una agrupación pequeña o de cámara, como un cuarteto, o solista. Jesús Cuesta elegiría la música de cámara: «Tiene lo bueno de ser solista, que es que te puedes lucir y la parte que más nos gusta a todos, que es compartir la música con tus compañeros». «Desarrollas una especie de empatía enorme por esa gente con la que estás tocando», explica el violonchelista. Al trabajar en conjunto, es necesario transmitir la idea de unidad. Aunque cada uno de los miembros de la agrupación tenga sus particularidades, el sentimiento tiene que ser el mismo. Eso es precisamente lo que más disfruta Cuesta.

Como señala Jesús Cuesta, es muy difícil encontrar personas con las que desarrollar un sentimiento común. «A lo mejor te encanta como toca esa persona, pero no sois capaces de trabajar bien juntos en cámara. Cámara es lo más satisfactorio, pero también lo más difícil», cuenta el músico. Ser solista es la meta para la que están estudiando, pero no todos los estudiantes llegan a serlo. «Nunca terminas haciendo lo que esperas hacer en un principio o lo que tu profesor supone que vas a hacer», comenta Cuesta.
Jesús Cuesta: «La música es un estilo de vida»
Jesús Cuesta explicando qué es la música para él.
DIFERENTES INCLUSO VIAJANDO
Musikene dispone de taquillas en las que los alumnos pueden guardar sus instrumentos sin problema. Son bastante espaciosas y se guardan allí hasta los instrumentos más grandes.
A la hora de moverse por la ciudad (San Sebastián) la mayoría de alumnos suelen optar por el autobús o el topo, ya que no supone ninguna dificultad transportar el instrumento en ellos.
Los alumnos que viven lejos, intentan dejar el instrumento en Musikene el mayor tiempo posible y pasar ahí estudiando el máximo tiempo que puedan. Otros, que viven más cerca, suelen ir en bici.
Por último, los que viven en otras provincias y tienen que llevar su instrumento consigo, optan por el tren, medio de transporte en el que no tienes que pagar un billete extra por tu instrumento. En ocasiones, escogen el autobús, donde tienes que pagar o no plaza para el instrumento dependiendo de la empresa. Cuando el medio de transporte es el avión, los músicos con instrumento grande siempre tienen que pagar un billete extra para poder llevarlo consigo.
Una carrera de catorce años
Los estudios reglados de música se dividen en tres etapas: Grado Elemental, Profesional y Superior. Generalmente, los alumnos comienzan sus estudios con ocho años. Compaginan la educación primaria y la secundaria con los estudios musicales.
Erika Álvarez, clarinetista, finalizó el Grado Profesional en el Conservatorio de Vitoria Jesús Guridi en junio de este año. Tal y cómo explica ella, compaginar el Conservatorio con el Instituto no es tarea fácil. «Por la mañana tienes tus horas de clase en el Instituto y por la tarde tienes que ir otras cuatro horas al Conservatorio», comenta Álvarez. En total, los tres grados suman un total de catorce años: cuatro de Elemental, seis de Profesional y cuatro de Superior. Tal y como explica El Norte de Castilla, tan solo el 7% de los alumnos que empiezan sus estudios en un Conservatorio obtienen el título de Enseñanzas Profesionales. «Es un sacrificio, pero al fin y al cabo lo haces porque la música te apasiona», afirma Álvarez. La clarinetista lo explica así: «Es duro, pero todo su esfuerzo tiene su recompensa».

Puerta principal de Musikene.